Su obra como artista visual se basa en una exploración interdisciplinar entre las técnicas textiles, la cerámica, la poesía, la música y el cine. Valentina Morales plantea reflexiones en torno al trabajo manual y sus posibles cruces con los lenguajes íntimos, la percepción del tiempo, los afectos y lo divino, dando siempre protagonismo a la materialidad.
En Algo allá fuera, la artista reúne tres obras que juegan con la posibilidad de realidades desconocidas. En Cometa cautivo, una esfera blanda con caparazón de cerámica representa la captura de un meteorito, híbrido entre una criatura marina y un mineral con mensajes encriptados de civilizaciones extraterrestres. Descenso de un cometa, como doble que se le contrapone, es un volúmen textil que sugiere un cuerpo extraño y posiblemente vivo próximo a caer en la Tierra. Y por último, Algo allá fuera se conecta a mi tristeza, obra de la que proviene el título del conjunto y que se compone de un tapiz con incrustaciones cerámicas, surge a partir de una experiencia paranormal personal de la artista, en que a raíz de un periodo depresivo empezó a entablar contacto con un ente empático que imitaba su estado anímico. A partir de estas tres obras, Valentina intenta encauzar la temática de sus más recurrentes fantasías en torno a la posibilidad de que no estamos solos, siendo las entidades que nos acompañan seres de todo el espectro de ilusiones, sin discriminar entre pequeños dioses invisibles hasta aliens de otras dimensiones.