Pasar del pintarse al pintar al otro sería entonces un ejercicio lógico para quien ha hecho decenas o cientos de autorretratos y afirme a viva voz que: “El espejo es el maestro de la pintura”.
Luna (no me engaña) ha vuelto a pintarse otra vez.
Pero en esta oportunidad lo hace través de su fe : Mirar hacia afuera es también creer.
Luna es una hormiga que lleva en sus espaldas el peso enorme de una hoja fragmentada y está más que consciente de su deber de llevar este pedazo de árbol a su destino.
Si bien pareciera no detenerse en su labor, se ha tomado el tiempo de observar minuciosamente al resto de las compañeras que caminan a su lado.
Todas ellas cargan en sus hombros el peso de sus soledades. Aunque se parezcan. Aunque todas hayan llorado con la misma canción de Portishead o caminado bajo el mismo cielo contando estrellas, diamantes de los pobres.
Para ella estos diamantes no son eso que contamos y tampoco aquello que observamos, sino que nosotros mismos. Su pintura es entonces un llamado a la comunión de los astros, donde sus trayectorias finalmente se encuentran y desencadenan así una nueva colisión estelar.
No hay una cuota de engaño en su pintura.
No hay modelos de internet ni computadores. No hay proyectores, ni photoshop, ni siquiera marcos.
Luna pinta semejante a quien talla una madera: No hay nada más que madera allí.
((Un pedazo de árbol))
Hormiga obrera, pensante y valiente que ha decidido comenzar a construir una pequeña casa de piedra en la era de los majestuosos castillos en el aire.
Elige voluntariamente este tipo de tortura del crear sin trampas a través de una retícula propia porque sabe adónde va. Y aunque tal vez sea temprano para afirmar un recorrido pictórico propio en la escuela del realismo, horas y horas de trabajo agolparán capas y capas de sentimiento y fatiga que alejarán estas pinturas cada vez más no solo de la fotografía, sino que también de la instantaneidad de nuestros tiempos.
Como el pintor que se asoma en la esquina de un retrato por encargo a través de un espejo, hay algo en su obra que quizás algunos no podrán ver.
(((Este fragmento de hoja no será entregado a la hormiga reina)))
Su discurso es el discurso de un pintor obrero, aunque muy lejos de añejas aseveraciones del término para quienes son hoy los esclavos del entretenimiento; ya que, como exclamara el rey Felipe IV al ver por accidente un cuadro de Juan de Pareja, hasta ese día esclavo de Velázquez: “Quien posee esta habilidad, no puede ser esclavo”.
Su arte es reflejo de la experiencia completa; entre el trabajar para vivir y el vivir para pintar.
Su obra, una diminuta punta de lanza para quienes creemos en el mal llamado talento, que no es más que el oficio prolongado en el tiempo.
(Quizás)
Todos vamos hacia el mismo lugar y seremos, como dice ella, “astros errantes”, “estrellas vagabundas” o parte de la tierra.
Todos vamos hacia el mismo lugar,
pero de seguro; No de la misma manera.
Szû Enhö
La Caída de Roma I y II
2019
Técnica mixta
—
180 x 120 cm
La Caída de Roma I y II
2019
Técnica mixta
—
180 x 120 cm