

Uno de los principales objetivos de DESCUADRE, el proyecto curatorial de la galería Espora para el 2022, es sacar a la superficie el mecanismo tan engañosamente evidente que rige la base de la experiencia humana como es el proceso de habitar, que se cree que se realiza dentro de teóricas zonas invisibles: públicas, privadas e íntimas. El proyecto sugiere continuar la discusión sobre cómo habitamos, qué habitamos, y más particularmente, cómo el proceso de habitar cambió con la llegada del espacio virtual y el fenómeno de la globalización con consecuencias que afectaron el cambio de paradigma en la forma en que pensamos, nos percibimos a nosotros mismos, la sociedad, las tradiciones, etc. La instancia se abre a iniciar diálogos que pueden ayudar a repensar, reconsiderar y, conectar diferentes puntos de vista sobre los temas mencionados. En este sentido, la exposición de Isidora Kauak, Traducir lo intangible parece tener mucho que comprender. La artista trabaja en la confluencia de la magia y el arte, reflexiona sobre la muerte y desarrolla investigaciones sobre la mitología chilena local. Para entender cómo Isidora vive el imaginario mundo íntimo que comparte a través de su arte, vamos a sumergirnos gradualmente en las raíces de su investigación artística para ver dónde comienza y cómo se resume en lo que pudimos ver en su primera exposición personal.
Es importante mencionar que, hablando particularmente sobre la magia, hoy en día nuestra comprensión de la materia es aún más confusa de lo que ha sido durante toda la historia de su existencia. Hoy, especialmente después de todos los intentos de los líderes ocultistas a finales del siglo 19 y principios del siglo 20 de generalizar y crear un concepto común de la magia —ejemplos son Eliphas Levi y Papus— parece casi imposible dar una definición inequívoca, teniendo en cuenta el hecho de que la magia tiene una historia única en cada parte del mundo. Más que eso, hay algunas preguntas importantes: ¿Vamos a tratar de crear una definición completa? ¿Por qué queremos racionalizar el concepto que parece ser el que escapa a cualquier enfoque lógico? Ciertamente, viviendo en una situación donde todas las visiones del mundo conocidas (mitológicas, religiosas, científicas, filosóficas, artísticas, etc.) coexisten en la condición de preferencia dudosa de una sobre otra, estamos buscando un terreno sólido que aún carece de fundamento. Volviendo a la magia, si tratamos de destacar las opiniones más populares sobre el tema descubriremos que, para la mayoría de la gente, todo el concepto de magia se sitúa en la profundidad de los siglos y no tiene nada que ver con el mundo moderno, excepto por algún valor histórico. Otros piensan que el concepto es falso y cursi, opinión común provocada por el uso de la estética visual esotérica y símbolos con fines comerciales durante los últimos años. Sin embargo, se puede afirmar que el estatus de la magia como parte de la cultura humana estaba muy comprometido en comparación con la religión, la filosofía y el arte, que parecen estar menos reprimidos por el progreso científico-tecnológico de las décadas anteriores que pusieron a la ciencia en un pedestal en la mentalidad de la gente. Pero incluso admitiendo la victoria simbólica de la ciencia, se hizo evidente que el racionalismo científico tiene sus límites y que revela la necesidad humana por la percepción sensorial. Si aceptamos el hecho de que la perspectiva mágica sobre el mundo puede contribuir mucho a la comprensión humana de los procesos que tienen lugar en el mundo, podemos intentar responder las preguntas que plantea la investigación de Isidora Kauak: ¿Cuáles son las posibles definiciones que podemos ofrecer para el término “magia” hoy? ¿Qué papeles puede desempeñar la magia en diferentes experiencias humanas? ¿Cuáles son las relaciones entre la magia y la filosofía, la religión, la ciencia, y lo que es más importante, el arte? ¿Dónde interfieren entre sí? ¿Cuáles son los orígenes de la magia en América del Sur, en particular, en Chile? ¿Pueden los artistas ser llamados magas y magos?
Para Isidora Kauak la magia está ligada a la creatividad, la habilidad que se aplica a todos los humanos por igual. La existencia de la magia fue explorada por ella a través del evento traumático del hecho de la muerte de su madre que experimentó a una edad muy temprana. La magia en este punto puede ser considerada como una capacidad para alcanzar lo desconocido o vivir trascendente dentro del mundo interior de uno, lo que resulta en obras de arte materiales, para ser compartidas con otros. También se puede entender como una hipersensibilidad, un aumento de la intuición. Por lo tanto, definir el espacio interior íntimo es un trabajo complejo y controvertido en la medida en que a veces lo que surge dentro no siempre puede ser claramente entendido o expresado, solo puede ser sentido. De hecho, como muestra la experiencia de Isidora, un mundo interior íntimo puede ser un área para que ocurra la magia. Bajo inspiración, un artista puede traer una idea o una sensación al mundo material en forma de objetos, palabras, sonidos, o imágenes. Dado que las revelaciones siempre tienden a evaporarse y no están regidas por estrictos índices y dado que la sustancia material es por naturaleza difícil de construir, cuando un artista logra crear una obra de arte, ¿no es eso magia? Los artistas actúan como magos o chamanes, como agentes entre mundos: vivos y muertos, mortales y dioses, humanos y animales, orgánicos y no orgánicos.
En este sentido, la magia de Isidora está lejos de la imagen popular creada por la cultura dominante, lejos de la profanación del tema en las redes sociales. Es un arte que ella crea para reconsiderar su experiencia de vida, para dar su propio significado a ciertos eventos (a veces) traumáticos a través de la creatividad. Practicar la magia como arte le da libertad y la oportunidad de explorar y controlar lo desconocido. Kauak trabaja en diferentes medios como la estructuras artísticas y la escultura. Aun así, la característica distintiva de su obra de arte es la técnica de la taxidermia delicada que impacta a la vista. Incluso, si las obras no hablan de la muerte directamente o no habían explicaciones sobre ellos, los animales muertos nos dan una sensación básica de lo que trata el arte de Isidora Kauak. A pesar de que la investigación principal de la artista busca las fronteras, los vínculos y lugares comunes entre la magia y el arte, es la muerte la que juega un papel importante en su investigación. Usando materiales simbólicos como miel, granos y animales muertos como corderos y tortugas, ella desarrolla su propio estilo artístico. La impresionante seriedad del tema está en sintonía con la exploración reflexiva de cada trabajo.
Uno de los aspectos principales del arte de Isidora Kauak es su significado en el contexto de la expansión de la investigación sobre la cultura local, especialmente sobre la historia de Chiloé. Fue la historia de Recta Provincia, la famosa asociación de hechiceras y hechiceros que tuvo lugar en Chiloé, la que le dio la idea para reflexionar sobre la conexión entre el arte y la magia en este territorio: el famoso aquelarre fue creado en el siglo 17, después de la victoria de la poderosa Machi Chipilla de Quetalco sobre el ocultista español José de Moraleda en una batalla mágica. Como señal de rendición y respeto a los poderes mágicos locales y al conocimiento sagrado, Moraleda entregó la Machi el grimorio europeo llamado El Libro del Arte. El nombre del grimorio puede significar que en aquel entonces no había frontera entre la magia y el arte. De todos modos, desde entonces, comenzó el sincretismo entre la espiritualidad local y la magia occidental en Chiloé. Recta Provincia existe hasta nuestros días, preservando y protegiendo sus tradiciones.
Trabajando a través del prisma de las leyendas nativas y la historia chilena, Isidora Kauak crea sus propios mitos como un sistema que conecta sus historias y creencias personales y comparte su propia mitología con nosotros, desarrollando un espacio, donde todos tienen la capacidad de co-crear arte.
Eva Andreichik
Equipo
Texto curatorial Eva Andreichik
Producción Abigail Valenzuela
Asistente de producción Javiera Gómez
Montaje Miguel Uribe
Registro Pía Bahamondes y Sebastián Vilensky
Mediación Fernanda Ramírez
2019
Técnica mixta
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180 x 120 cm